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La homeopatía (del griego ὅμοιος [hómoios], ‘igual’, y πάθος [páthos], ‘dolencia’) es un sistema de medicina alternativa creado en 1796 por Samuel Hahnemann basado en su doctrina de «lo similar cura lo similar» (similia similibus curentur), que sostiene que una sustancia que causa los síntomas de una enfermedad en personas sanas curará lo similar en personas enfermas.[1] La homeopatía es una pseudociencia: una creencia que es presentada falsamente como ciencia. Las preparaciones homeopáticas no son efectivas para tratar ninguna enfermedad, por lo que también debe designarse como pseudoterapia.[2][3][4][5] Estudios a gran escala han demostrado que los productos homeopáticos no son más efectivos que los placebos, lo que indica que cualquier sensación positiva posterior al tratamiento solo se debe al efecto placebo y la recuperación normal de la enfermedad.[6][7][8]
Hahnemann creía que las causas subyacentes de las enfermedades eran fenómenos que llamó miasmas y que los remedios homeopáticos actuaban sobre ellos. Estos son preparados por diluciones sucesivas de la sustancia elegida en alcohol o agua destilada, seguidas de un golpe enérgico a un cuerpo elástico (usualmente un libro encuadernado en cuero).[9] Usualmente la dilución continúa mucho más allá del punto donde ya no permanecen moléculas de la sustancia original.[10]Los homeópatas seleccionan las preparaciones[11] consultando libros de referencia conocidos como repertorios y considerando la totalidad de los síntomas de los pacientes, rasgos de personalidad, estado físico y psicológico e historia de vida.[12]
La homeopatía no es un sistema de tratamiento verosímil, ya que sus dogmas sobre cómo actúan los medicamentos, la enfermedad, el cuerpo humano, los líquidos y las soluciones han sido refutados por gran número de descubrimientos desde los ámbitos de la biología, psicología, física y química realizados en los dos siglos posteriores a su invención.[7][13][14][15][16] Aunque algunos ensayos clínicos producen resultados positivos,[17][18] múltiples revisiones sistemáticas revelan que se deben al azar, métodos de investigación defectuosos y sesgo de información. La persistencia de la práctica homeopática, a pesar de la evidencia de que no funciona, se ha criticado como no ética debido a que desalienta el uso de tratamientos efectivos[19] y la Organización Mundial de la Salud alertó contra su uso para tratar enfermedades graves como el sida o la malaria.[20] La insistencia de su uso, a pesar de la ausencia de evidencia sobre su eficacia,[6][7][21] ha llevado a caracterizarla dentro de las comunidades científica y médica como tontería,[22] quackery[4][23] o farsa.[24]
Ha habido cuatro grandes evaluaciones de la homeopatía por organismos nacionales e internacionales: el National Health and Medical Research Council (NHMRC) australiano, la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes del Reino Unido y la Oficina Federal de Salud Pública de Suiza. Cada uno de ellos ha concluido que la homeopatía es ineficaz y desaconsejaron continuar su financiación.[25][26][27] El Servicio Nacional de Salud británico (NHS) anunció una política de no financiar medicina homeopática debido a que es un «mal uso de recursos».[28] Pidieron al Departamento de Salud agregar los remedios homeopáticos a la lista negra de ítems de prescripción prohibida,[29] y el NHS cesó el financiamiento de productos homeopáticos en noviembre de 2017.[30]